Entrevista a Andrés Martínez: El agua del Azud de la Marquesa sigue siendo ‘verdadero veneno’, pero hay voluntad para solucionar el problema
Si en nuestro Editorial del viernes pasado pedíamos, tanto a Celia Lledó como a Andrés Martínez y José Ramón García Antón, alguna explicación tras el acto de puesta de la primera piedra de las obras del post-trasvase, que distribuirán en Villena y el valle del Vinalopó el agua del Azud de la Marquesa, apenas unas horas después el Presidente de la Junta Central de Usuarios (JCU) se ponía a nuestra disposición para responder a las preguntas que quedaron en el aire.
Debemos comenzar con las preguntas que no tuvimos la oportunidad de hacer durante el acto: ¿Ya es buena el agua del Azud de la Marquesa? ¿Ha dejado de ser verdadero veneno?
Sigue siendo desgraciadamente la misma que el 14 de octubre de 2007 se atrevía a definir el Presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar como verdadero veneno. Todavía no se han hecho intervenciones, a excepción de la mejora de las depuradoras de Alzira y Carcagente, pero los lodos que quedan siguen siendo los mismos y gran parte del agua del Azud son retornos de regadíos, que contienen excesivos elementos fitotóxicos.
¿Pero, hoy por hoy, esa es el agua que va a llegar al embalse de San Diego?
Afortunadamente, ahora tenemos un Ministerio dispuesto a trabajar con mayor rigor técnico y a aparcar la parte política. Alguno de sus responsables ha asegurado que con las cosas de comer no se juega y eso coincide plenamente con nuestra filosofía. Esa agua debe usarse tanto para regar como para usos industriales y consumo humano, y eso significa que tiene que tener unas características de prepotabilidad que, en este momento, están por demostrar, por lo que algún tipo de actuación hay que hacer para que esas aguas lleguen a ser prepotables.
¿Está diciendo que el agua del Azud de la Marquesa servirá para el consumo humano?
Nosotros no hemos definido si el agua tiene que ser del Azud de la Marquesa, del Azud de Antella o de un punto intermedio. Lo que está claro es que el agua que llegue al Vinalopó tiene que tener características prepotables. Ello no significa que demos por bueno el Azud de la Marquesa ni que deba ser definitivamente de Antella. El agua de Cullera, con sus características actuales, difícilmente va a servir, mientras que la de Antella es perfectamente válida.
Pues sin haber un punto de toma definido, hace 15 días se anunció la construcción de una potabilizadora en Cullera, y esta semana la reconstrucción del Azud para reducir su salinidad
En los próximos meses vamos a trabajar para definir los temas de calidad del agua, y hasta que no se determine no podemos asegurar cuál será el punto de toma definitivo. Quien diga que la potabilizadora va en un punto o en otro quizá esté jugando con las cartas marcadas, porque JCU y Ministerio no tenemos nada hablado acerca del punto concreto de toma, aunque existe voluntad de trabajar para definir lo que hay que hacer aparcando el sectarismo político y el dogmatismo que hemos tenido que padecer hasta ahora.
No habiendo un punto concreto de toma, ¿qué piensa al ver que se habla de actuar en el Azud de la Marquesa?
Se puede actuar ahí para mejorar el río y evitar la intrusión salina sin necesidad de que sea en ese punto donde se coja el agua.
El final de las obras del trasvase es inminente, mientras que el punto de toma está en estudio. ¿Tendremos una infraestructura construida y parada a la espera de mejorar el agua?
Toda la obra que se certifique hasta el 31 de diciembre tiene ayuda europea, por eso hay prisas, pero la obra no va a estar a más del 60% de ejecución en esa fecha. Como poco, creo que a la obra le quedan varios años, aunque siempre se haya anunciado su conclusión para finales de 2008. Este proyecto está retrasado porque ha habido mucho intervencionismo político, y por eso ahora tenemos esperanza, porque los nuevos responsables del Ministerio quieren trabajar en lo que se debía haber trabajado desde un principio, ceñidos a criterios técnicos. Con todo, ya hay algo positivo con esta obra: ya hay un tubo, que hasta ahora no lo había.
Existe una rebaja del perfil de la JCU, pasando de la reivindicación pública al trabajo discreto, y algunas personas lo están percibiendo como una bajada de pantalones
Lo importante ha sido el cambio de nuestros interlocutores en el Ministerio. Antes nos encontramos con un Ministerio sectario, dogmático e incapaz de dialogar, mientras que ahora hay voluntad de trabajar ciñéndonos a criterios técnicos, aunque hay cargos intermedios de la vieja guardia que aún no se han sumado al clima propiciado por el nuevo Secretario de Estado y la nueva Directora General, que apuestan por pasar página. En ese sentido, el cambio de actitud ha sido del Ministerio, que anteriormente sólo nos dejó el recurso a los tribunales y la denuncia pública. Como ahora estamos dialogando, no hay necesidad de recurrir a esas vías, por lo tanto no considero que haya bajada de pantalones.
Va a tocar hacer un ejercicio de pedagogía para explicar a la opinión pública que el agua de Cullera, que no servía ni para beber ni para muchos cultivos, ahora sí puede ser buena
El cambio es sustancial, pero no el nuestro, sino el de la administración, que ahora dice que el agua que tiene que llegar debe ser prepotable.
Entonces, ¿el agua que llegue servirá para sustituir extracciones de los acuíferos?
Si es prepotable sí, porque servirá tanto para regadío como para abastecimiento humano y usos industriales.
En ese caso se presenta un problema político, porque el ayuntamiento de Villena, en Pleno, rechazó ser usuario del agua del trasvase. ¿Debe retractarse de lo dicho?
Villena renunció a solicitar esa agua para baldeo de calles, que era lo que había pedido el anterior ayuntamiento. Insisto en que lo que le ha sobrado desde hace tres años a este trasvase ha sido el intervencionismo político.
A modo de conclusión, ¿cómo se van a desarrollar las cosas de ahora en adelante?
Nosotros tenemos clarísimo cómo debe ser el agua que tiene que venir, pero desconocemos cuál es la solución que nos van a proponer. El escenario es que de aquí a 5 ó 10 años el agua que venga al Vinalopó tenga los tres usos dentro de un sistema económico sostenible para cada uno de esos usos. Creo que los usuarios nos tenemos que felicitar por dos cosas: porque sin nuestra actitud ese tubo no sería realidad y porque este tema se ha reconducido al camino que nunca se debería haber perdido, el del diálogo y la búsqueda de soluciones técnicas.